Tenía a un gran amigo, que vive en Miami, escribiendo como loco sobre el Junior, sobre los cambios, sobre el técnico Farías. Cuando Tolima empató arreció sus quejas con diatribas y palabras impublicables. Junior ganaba 2×0 y Tolima le había empatado 2×2.
En esas estaba mi amigo cuando sobrevino el tiro de esquina a favor del Junior en el último suspiro del juego y mientras Yairo Moreno corría al corner, Santiago Melé corría al arco contrario, el balón levantado por Yairo fue cabeceado por Mele, Jesús Hernández rechazó la pelota en la propia raya de gol y se elevó, Emanuel Olivera cabeceó entonces y ese vuelo del balón fue seguido por todos conteniendo la respiración, Didier Moreno acompañó al balón volador hasta cuando ingresó al arco. El Junior que estaba eliminado con el empate recobraba vida con ese gol que será inolvidable.
Y ahí te van gritos, abrazos, gol del Junior hp. Solo atiné a decirle a Lizeth, esto es Junior. Y eso mismo le escribí a mi amigo que se quedó mudo, o mejor sin dedos para escribir, con seguridad estaba gritando allá lejos.
Son esos momentos mágicos, que son únicos, a los que nos tiene acostumbrado Tu Papá. Los jugadores rojiblancos corrían en todas direcciones, Farías, Báez, Pazo, el cuerpo técnico, los que estaban en el banco. Fue una explosión de alegría en su máximo estado.
Entonces se produjo un contra flujo en las puertas del estadio. Los hinchas aburridos por el empate de Tolima 2×2 comenzaban su regreso a casa cuando escucharon la algarabía del gol. Y todos a una corriendo para atrás y gritando un gol que no habían podido ver.
Recordé aquello que alguna vez dijo alguien del fútbol: cuando has intentado todo y no has podido, queda el corazón.
Pues corazón sobró, ganas, la concentración de todos empujando el balón, son momentos mágicos difíciles de explicar. Hay algo sobrenatural, quien sabe. Pero cuando todos se concentran y envían esas ganas mentalmente para conseguir algo, se consigue. ¿Por qué? Vaya usted a saber.
La cara del DT Farías cambió. Una eliminación en casa, otra situación parecida a como había pasado con Caldas pasaba con Tolima. Era su situación más difícil para ir a casa de Don Fuad y explicarle.
Junior tiene muchos problemas de rendimiento de jugadores, Farías ha acertado, se ha equivocado, no ha podido mantener una alineación base, entre otras cosas porque no es su filosofía, pero se ha visto obligado a hacerlo por la cantidad de jugadores disminuidos en su fútbol y en su físico que tiene en la nómina. Creo que hasta él mismo no debe estar satisfecho con el semestre vivido.
Mi amigo reapareció y escribió que “no importa que ganó, que boten a Farías”. Le insistí en que, okey que echen a Farías, ahora háblame del rendimiento de los jugadores. Me hizo una lista donde despedía al 80% de la nómina.
No es para sonar las campanas, ni para volverse loco. Así no se haya tenido un equipo confiable, que llene el sentimiento, así el sufrimiento y la decepción en muchos partidos haya estado presente, Junior está a un juego de jugar una nueva final.
Que sí, pero que Junior no depende de sí mismo. Está bien. Pero Junior sabe hacer lo posible en lo imposible. Su historia está llena de esas situaciones. Casos hemos visto. Y vivido…