martes, julio 15, 2025 2:17 am

Casa BarranquillaDía Internacional de la Danza, celebración viva de nuestra identidad

Día Internacional de la Danza, celebración viva de nuestra identidad

por Redacción: Noticias Coopercom

Cada 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza, una fecha proclamada por la UNESCO en 1982 para rendir homenaje a esta expresión artística que une a los pueblos más allá de las palabras. En el Caribe colombiano, y especialmente en Barranquilla, esta celebración cobra un significado aún más profundo, pues la danza no solo es arte: es identidad, resistencia, memoria y fiesta.

La danza es una de las manifestaciones más poderosas del Carnaval de Barranquilla, Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. En cada comparsa, en cada calle adornada de colores, las danzas tradicionales se convierten en lenguaje corporal de nuestra historia. Danzas como el Garabato, el Congo, el Mapalé, el Son de Negro y la Cumbia no solo entretienen: narran, educan y preservan las raíces africanas, indígenas y europeas que componen nuestro mestizaje cultural.

Estas danzas patrimoniales han sido transmitidas de generación en generación como una forma de mantener viva la memoria colectiva. Bailar el Garabato, por ejemplo, representa la eterna lucha entre la vida y la muerte. El Congo, con su fuerza y dramatismo, recuerda las rebeliones de los esclavizados africanos. El Mapalé, con su ritmo vertiginoso, evoca la vitalidad del trabajo en las orillas del río. Cada movimiento cuenta una historia; cada traje, un símbolo; cada tambor, un latido del alma costeña.

En municipios como GalapaSoledadMalambo o Santa Lucía, la danza es parte del tejido social y familiar. Grupos folclóricos, casas de cultura y semilleros infantiles sostienen este legado con pasión. Son espacios donde niños, niñas, jóvenes y adultos bailan no solo para el carnaval, sino para reafirmar quiénes son.

Hoy, en el Día Internacional de la Danza, celebramos a esos portadores de tradición que han hecho de su cuerpo un canal de expresión cultural. Reconocemos también el poder transformador de la danza en las comunidades: es un puente entre generaciones, una herramienta educativa, un canal de diálogo y una forma de resistencia frente al olvido.

La danza es movimiento, pero también es memoria. Es un arte que nos permite reconocernos en la diversidad y construir comunidad desde el ritmo, la alegría y el sentido de pertenencia.