El Reino Unido dejó de formar parte de la Unión Europea, lo que supone, entre otros cambios, el fin del libre movimiento de personas, la imposición de controles aduaneros y la limitación de servicios y otras restricciones.
Los cambios más visibles para los ciudadanos de ambos territorios se notarán en pocas horas mientras negociaban su nueva relación.
Las nuevas regulaciones están contenidas en un documento de más de mil páginas donde se abordan aspectos como la cooperación climática, temas de seguridad y de transporte.
No se descarta que en el futuro se restablezcan algunas facilidades que se perderán al efectuarse el Brexit, bbc.com Mundo resumió algunos de los aspectos principales que cambiaron desde este 1 de enero.
Estancias limitadas
Por lustros británicos y europeos viajaban de un lado a otro del canal de la Mancha y podían elegir libremente donde vivir y trabajar. Ahora se necesitará un visado para estancias largas y motivos de trabajo. Para viajes de turismo, sin embargo, británicos y europeos seguirán sin necesitar visas y podrán usar sus permisos de conducción para manejar en cada país.
Por su parte, los británicos ahora solo pueden permanecer en territorio de la UE un máximo de 3 meses. Para visitas a Bulgaria, Croacia, Chipre y Rumanía se aplican otras reglas.
Los británicos también deberán garantizar que sus pasaportes tienen al menos seis meses de validez (y no más de 10 años de haber sido expedidos) y pueden verse obligados a declarar ante las autoridades europeas cuestiones como el motivo de su visita y el pasaje de regreso.
Además, al pasar por los controles migratorios, en principio ya no podrán utilizar la fila rápida reservada a los ciudadanos de la UE, el Área Económica Europea (Islandia, Liechtenstein y Noruega) y Suiza, lo que podría dilatar esperas en fronteras y aeropuertos.
Los europeos, por otra parte, pueden permanecer hasta seis meses en Reino Unido. Si se viaja para recibir un tratamiento médico privado el permiso podría extenderse. Lo mismo si se es académico y se cumplen ciertos requisitos. En esos casos, la estancia puede ampliarse hasta 11 y 12 meses respectivamente.
Además, ya no podrán entrar en Reino Unido con su tarjeta de identificación a partir de octubre próximo, a menos que hayan oficializado su estatus como residente, en cuyo caso no habrá cambios hasta 2025. Los demás tendrán que presentar su pasaporte.
Visados laborales especiales
Los europeos que quieran trabajar en Reino Unido tendrán que aplicar en línea para una visa y se les pedirá una oferta de trabajo, suficiente nivel de inglés y un salario de al menos 25.600 libras al año (US$34.189), entre otros requerimientos que juntos conforman un sistema basado en puntos.
Los británicos que quieran vivir y trabajar en algún país del bloque deberán cumplir los requisitos del sistema migratorio de donde quieran establecerse. Sin embargo, el gobierno británico aconseja comprar un seguro de viaje con cobertura médica antes de irse de vacaciones, incluso a la UE.
Además de estas consideraciones, se impondrán límites a los artículos que cada ciudadano pueda llevar consigo de un lado a otro y los pasaportes de mascotas europeos dejarán de ser válidos en Reino Unido.
Así también, algunas profesiones ya no serán homologadas automáticamente como antes, por ejemplo la arquitectura, la medicina o la enfermería. Sin embargo, aquellos ciudadanos que ya vivían en Reino Unido y la UE antes del final de 2020 tienen sus derechos garantizados y solo necesitan formalizar su estatus como residentes.
Las nuevas regulaciones no aplican en Irlanda, que en materia de viajes y migración tiene una serie de arreglos con Reino Unido que son anteriores a la entrada de ambos en la Unión Europea, la llamada Área de Viaje Común (Common Travel Area o CTA).
Bienes y servicios
Gracias a la firma de un acuerdo muchos ciudadanos se salvaron de un aumento considerable de precios en muchos productos que Reino Unido importa desde la UE y viceversa. El acuerdo estipula no imponer tarifas ni costos adicionales al flujo de bienes, lo que en principio beneficia tanto a exportadores como importadores a ambos lados del canal.
Se teme, de lado y lado, que sean necesarios nuevos controles fronterizos y trámites burocráticos antes no existentes, lo que podría provocar demoras y disrupciones en las cadenas de suministro de alimentos y servicios.
Esos controles, sin embargo, no se impondrán en Irlanda del Norte. Esto es porque comparte frontera terrestre con la República de Irlanda, miembro de la UE, y permanecerá de forma efectiva dentro del mercado único europeo.
Por otra parte, los proveedores de servicios británicos tendrán que adecuarse a las reglas de cada Estado miembro o relocalizarse en la UE si desean continuar operando como hoy.
Otro aspecto en que se insiste que tanto europeos como británicos deben estar alertas es el posible cambio en las tarifas de roaming para celulares. Reino Unido y la UE han dicho que cooperarán en “justas y transparentes tarifas para el roaming internacional”, pero nada detiene que viajeros británicos y europeos no sean cobrados por usar su teléfono en uno u otro territorio.
Tomado de bbc.com
Edición: Gustavo Enrique Bossio Jiménez
Foto: hosteltur.com