En cada rincón de Barranquilla, el talento local se hace visible. Los murales que llenan de color distintos espacios de la ciudad no solo embellecen el paisaje urbano, sino que narran historias, sueños y memorias a través de las manos de artistas nacidos o formados aquí.
En esta ocasión, visitamos uno de los escenarios que renace con fuerza: un espacio donde el arte mural vuelve a darle vida a la historia barranquillera. Allí conocimos a una de las artistas plásticas egresadas de la Escuela Distrital de Arte EDA, quien ha dejado su huella en cada trazo que engalana este lugar.
“Contando sueños” y “Raíces futuras” son dos de sus obras más recientes, a través de las cuales busca resaltar la esencia de Barranquilla: una ciudad que transforma, pero que no olvida. “La idea es que los niños, los comerciantes, la gente del común, puedan ver estos murales, hacerse preguntas, reconocerse en ellos y seguir sintiendo orgullo por lo que somos. Que la memoria permanezca y evolucione con la ciudad”, explica.
Para esta joven artista, el arte es un vehículo para preservar el sentido de pertenencia. “Los que mantienen viva la historia son los mismos barranquilleros. Ellos deben poder reconocer su cultura y sentirse parte de ella. Esto no es solo pintura en las paredes: es una manera de conservar lo que somos”.
Aunque nació en Cartago, Valle, la artista asegura que su alma pertenece a Barranquilla. “Dicen que uno es de donde se cría, ¿cierto? Yo regresé varias veces a mi ciudad natal, pero siempre volví acá, porque es aquí donde me formé, donde encontré mi camino. Esta ciudad me dio las semillas del arte, y ahora siento que con cada obra devuelvo un poco de lo que me dio”.
Su amor por el arte nació desde niña, y fue en Barranquilla donde decidió perseguir ese sueño con firmeza. El año pasado se graduó como artista plástica de la EDA y ahora empieza a consolidar su carrera profesional, con proyectos que combinan memoria, comunidad y transformación social.