Los avances en motores de aeronaves han mejorado la eficiencia de los vuelos pero aún dependen de combustibles fósiles.
Para resolver el problema, la NASA y especialistas de la Universidad de Illinois, proponen el uso de fuentes de energías alternativas para aviones comerciales con miras en la introducción del hidrógeno criogénico.
El Centro de Tecnologías Eléctricas Criogénicas de Alta Eficiencia para Aeronaves, CHEETA, buscará la tecnología apropiada para producir un avión eléctrico que utilice hidrógeno líquido como método de almacenamiento de energía, en reemplazo de gasolina.
La energía procedente del hidrógeno se convierte en energía eléctrica a través de una serie de celdas de combustible, que impulsan el sistema de propulsión eléctrica. La baja temperatura del sistema de hidrógeno brindará la oportunidad de utilizar superconducción sin pérdidas de energía.
Aunque el proyecto aún se encuentra en su etapa conceptual, los investigadores tienen una visión firme y clara de su potencial.
El centro CHEETA es un consorcio de ocho instituciones estadounidenses: la Fuerza Aérea, Boeing, General Electric, la Universidad Estatal de Ohio, el MIT, la Universidad de Arkansas, la Universidad de Dayton y el Instituto Politécnico Rensselaer.
Edición: Gustavo Enrique Bossio
Foto: nasa.gov