Una oda al fútbol. El Liverpool apeló a su historia y al fútbol de su gran comandante, Jürgen Klopp, para superar algo que parecía insuperable, su propia remontada, la del 2005 ante el AC Milan.
Con un juegazo de Origi y Wijnaldum, ambos con doblete, los Reds destrozaron 4-0 al Barcelona y se metieron en la final de la UEFA Champions League, con toda categoría y con todo el peso de su historia en una gesta que quedará guardada en los libros del fútbol mundial.
La gran obra comenzó apenas al minuto 6. Origi convirtió el primer tanto del partido, el que daba esperanza y en el momento justo cuando definió de gran forma para abrir el marcador y meter de lleno al estadio. La noche sería larga para el Barcelona.
Si bien, Liverpool fue mejor, el Barcelona parecía tener todo controlado con dos goles de ventaja y el dominio de la pelota, aunque los locales generaban poco, pero con visos de peligrosidad.
El entretiempo se fue fugaz, tan fugaz como los primeros 10 minutos que vivió el Barcelona en Anfield Road. Una auténtica pesadilla que los volvió a dejar con un ridículo mundial.
Apenas en los primeros minutos apareción Wijnaldum. El colante holandés apareció por sorpresa en el área y sacó un riflazo de pierna derecha que venció el lance de Ter Stegen para irse al fondo y hacer explotar el estadio. Anfield hizo el siguiente.
Con mucho partido por delante y con el Liverpool volcado al frente, el cuadro de los ‘Reds’volvió a aprovechar la banda, ahora la derecha del Barcelona para meter un centro pleno, certero y preciso a la llegada de Wijnaldum, quien se levantó como con un trampolín y puso un martillazo al ángulo que dejó impávido a Ter Stegen y a todo el Barcelona.
Y entonces la noche se convirtió en pesadilla culé. Como aquella que vivieron hace un año pero en Roma.