Si hay algo que está dejando al descubierto la cuarentena que estamos viviendo en Colombia, por disposición del gobierno para evitar el contagio del Covid-19, es la gran desigualdad social y económica y la fragilidad del sistema de salud de nuestro país. Mucho de ello atribuible a los altos niveles de corrupción que hemos venido padeciendo.
En el caso de nuestro departamento es muy diciente que, ante la necesidad del agua como elemento esencial para lavarse las manos como medida fundamental para evitar el contagio del virus, la Secretaría de Educación, antes de que se decretara la cuarentena, tuvo que ordenar el cierre de 102 colegios en 20 municipios “..porque no es constante el suministro de agua potable en las zonas rurales..”.
También lo es que ante la orden presidencial de reconectar a los morosos del servicio de acueducto las empresas Triple A, Aguas de Malambo y Aguas del Sur hayan llevado nuevamente el líquido a casi 90 mil usuarios. ¡¡Lo paradójico es que somos un departamento rodeado de Agua…!!
Recordemos, de otra parte, los niveles de informalidad que veníamos teniendo en la ciudad antes de la pandemia: 57% de los ocupados. Igualmente, lo que nos dice el programa Barranquilla Cómo Vamos en su último informe sobre Percepción Ciudadana en el sentido de que 1 de cada 5 habitantes no alcanza a consumir la tercera comida del día.
Creemos que ya pasó la hora de la infraestructura. Ya pasó el tiempo de las más de 450 obras de Verano construyendo o embelleciendo plazas y parques en los municipios y el del Malecón del Rio y los escenarios deportivos de Char en Barranquilla.
Ha llegado el momento de la gente. Hay que ir más allá de los simples programas asistenciales. Es el momento de una gran cruzada económica y social para generar empleo digno y recursos para la mayor parte de la población que va a quedar en condiciones realmente deplorables después que pase todo esto.
Por ello es que nos parece de la mayor importancia iniciativas como la de la gobernadora Elsa Noguera para rescatar y reactivar el sector agrícola del departamento. Recordemos que en el Atlántico el año pasado la sequía provocó la disminución del 80% en las cosechas de maíz, yuca y sorgo y el descenso en la producción de leche de un 60% y que una plaga afectó más del 90% de la producción de cítricos. Este año va igual.
En ese mismo orden de ideas hay que relievar la meta que se ha propuesto el alcalde Jaime Pumarejo de alcanzar que todos los colegios públicos de la ciudad sean totalmente bilingües. Se trata de construir un nuevo ciudadano capaz de ser competitivo en el mundo de hoy.
Por ahora, está bien lo de las ayudas que los gobiernos locales, empresarios y gentes de buen corazón están destinando a los damnificados de esta situación, a través de mercados y otros beneficios materiales, pero ellos no van a vivir eternamente de las dádivas y además muchos no van tener como sobrevivir después de que pase todo esto. Hoy apenas llevamos 7 de los 19 días de cuarentena que ha decretado el gobierno y hay posibilidades de prórroga. El golpe económico está resultando letal.
Lo peligroso es que los más sacrificados, en su desesperación por el paso del tiempo sin soluciones y sin ingresos, se vean abocados a hacer el tránsito de la informalidad a la ilegalidad.
Se trata de actuar con prontitud. Incluso, de anticiparse a los hechos.
¡¡Llego la hora de la gente…!!
Por
Victor Herrera
@vherreram