La permanente actividad va de la mano de la producción en términos laborales, pero no optimiza la creatividad y las mejores ideas surgen en momentos de ocio cuando vaga la imaginación. Así lo explica una investigación liderada por Emma Seppälä, de la Universidad de Stanford.
“La idea es equilibrar el pensamiento lineal, que requiere un enfoque intenso, con el pensamiento creativo, que nace de la inactividad. El cambio entre los dos modos parece ser la forma óptima de hacer un buen trabajo creativo”.
En el estudio los analistas destacan que la sobrecarga de información mantiene al individuo sumido en el ruido, socavando no solo su fuerza de voluntad sino también la creatividad.
Seppälä aporta cuatro puntos para desconectarse de los jefes, compañeros y amigos que exigen conexión continua:
- Hacer una caminata larga, sin el celular como una parte de la rutina diaria.
- Salir de la zona de confort.
- Invertir más tiempo en divertirse y jugar.
- Alternar entre hacer trabajo concentrado y actividades menos exigentes intelectualmente.
Foto: fotolia.com